Francia da otro paso clave en la conversación global sobre IA y derechos de autor

El debate sobre inteligencia artificial (IA) y propiedad intelectual está avanzando a gran velocidad en todo el mundo. En mayo, Francia marcó un hito importante: el Conseil supérieur de la propriété littéraire et artistique (CSPLA) presentó su primer borrador de informe sobre la remuneración de los contenidos utilizados por sistemas de IA.

El objetivo es claro: construir un marco justo, transparente y sostenible que logre equilibrar los intereses de creadores y desarrolladores. Un terreno donde aún existen más dudas que certezas.

¿Por qué este informe es relevante?

Hoy, millones de obras protegidas son extraídas masivamente para entrenar modelos de IA, generando un enorme vacío legal. El CSPLA identifica tres ejes urgentes:

  1. Transparencia real sobre qué obras se utilizan y bajo qué licencias.

  2. Consentimiento garantizado para los titulares, evitando la “presunción de autorización” si no hay registro.

  3. Mecanismos de negociación ágiles, como un “mediador de IA” y presunciones legales que incentiven la firma de licencias.

Modelos de remuneración en debate

El informe propone varias vías para garantizar ingresos a los titulares:

  • Gestión individual de derechos, con apoyo de esquemas colectivos voluntarios.

  • Opciones colectivas obligatorias, como licencias colectivas extendidas o excepciones compensadas, aunque siempre priorizando la libertad contractual.

  • Reparto proporcional al uso, sin descartar tarifas fijas en ciertos casos.

Recomendaciones clave

Entre las medidas destacadas, se encuentran:

✅ Un registro voluntario de exclusión (“opt-out”) para los titulares que no deseen que sus obras sean utilizadas.
✅ La presunción refutable de uso cuando existan indicios en la cadena de datos.
✅ La posibilidad de acciones colectivas en casos de infracción, e incluso la revisión de la Directiva 2004/48/CE para fortalecer la tutela judicial.

Un debate en expansión

La propuesta francesa llega en un momento donde Europa y el mundo buscan respuestas sobre cómo equilibrar innovación y protección. Lo que está en juego no es solo la remuneración de los creadores, sino también la certeza jurídica de las empresas tecnológicas que dependen de entrenar modelos con grandes volúmenes de datos.

Este borrador no cierra la discusión, pero sí marca una hoja de ruta que podría inspirar a otros países en la construcción de nuevas reglas para la era de la inteligencia artificial.